Conoce Tablas, el producto de un viñedo que se dedica a hacer vino antes que enoturismo

Y de repente estaba allí, en la región donde se produce más vino en este país, plantando mi propia vid, como parte de una experiencia a la que no todos podrán acceder, pero que es prácticamente el día a día en la elaboración de un vino que sí recomendamos, a todos, se den la oportunidad de conocer.

Hablamos de Tablas, un tinto creado con base en la sustentabilidad y el respeto a la tierra, y de su bodega, Tablas Taller Agrícola, un proyecto en favor de la comunidad vitivinícola del Valle de Guadalupe que, contrario a la tendencia que está imperando en esta zona, no se encuentra abierto al turismo y eso es por una muy buena razón: los inversionistas involucrados, a pesar de ser grandes anfitriones, prefieren estar enfocados en hacer lo que mejor saben: producir un muy buen vino.

Y lo están haciendo con gran éxito, pues en sus primeros cinco años han pasado de producir 1,000 cajas a más de 18,000, de una sola expresión que, además, juega en las grandes ligas, como parte del portafolio de Viña Concha y Toro Digrans México.

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Tablas, el vino

Tablas es un vino 100% mexicano que nació en 2017 en el corazón del Valle de Guadalupe. Su nombre hace referencia a las secciones en que se divide el viñedo para separar diferentes varietales de uva.

Justamente para esta expresión se ocupan las uvas de las Tablas uno, cuatro y cinco que son Tempranillo, Grenache y Petite Sirah.

De esta mezcla resulta un tinto de cuerpo medio, con taninos suaves y agradable acidez que presenta un bello color rojo violáceo intenso. En nariz, revela aromas a frutos rojos frescos como grosella, ciruela, higo, rosas, violeta, jamaica, laurel y delicadas notas de madera.

Este vino en realidad me pareció excelente para iniciados en el tema del vino, pero seguro no decepcionará a quienes tienen más acostumbrado el paladar.

Es muy versátil y fácil de maridar, por ejemplo, después de nuestro recorrido, nosotros lo pudimos degustar junto con una barbacoa, estamos hablando de ese grado de versatilidad.

La bodega

Tablas Taller Agrícola es un proyecto en favor de la comunidad vitivinícola del Valle de Guadalupe, cuya esencia parte del profundo respeto por la tierra y el medio ambiente.

Tiene una extensión de 83.5 hectáreas, de las que 70 son viñedos y 13.5 son caminos agrícolas y olivos.

Aunque es de las más recientes en la región, esta bodega está siendo pionera en distintos temas, empezando por su enfoque completamente agrícola, en un lugar que camina cada vez con más prisa hacia el enoturismo.

De igual forma, Tablas resulta disruptivo por regresar a un origen que permite a la tierra expresarse naturalmente, plantando sólo aquellas varietales que mejor se adapten a estos suelos.

Pero sobre todo, Tablas Taller Agrícola está impulsando con sobrada honestidad innovaciones tecnológicas que, aseguran, estarán implantándose en el mercado nacional muy pronto.

Y esto es por que Tablas ha abrazado el proceso de producción post moderna de Clark Smith, que rechaza la química en las soluciones de vinificación y el enfoque reduccionista de la evaluación sensorial, centrándose en cambio en la tecnología que permita a la naturaleza hacer su trabajo y en la integridad estructural.

Se trata de dejar de ver al vino como una ciencia y empezar a apreciarlo más desde el lado de la gastronomía, pues “es la comida lenta por excelencia”.

Un enfoque sustentable

Esta visión futurista lleva a Tablas a pensar a largo plazo y considerar entre su operación algunas importantes prácticas sustentables como el reciclado de toda la basura que se produce, donde lo orgánico es reutilizado en el viñedo, y lo inorgánico es reciclado en su totalidad.

Asimismo, el agua que se utiliza para riego y uso interno proviene de pozos naturales dentro de la vinícola que también cuenta con paneles solares para el abastecimiento total de luz.

Sin duda alguna, se trata de un lugar que bien vale la pena una visita por su belleza paisajística, acentuada con algunas monumentales esculturas de piedra, obra del artista Jorge Yaspik. Pero, además, por la hospitalidad de su gente que explica con paciencia y detalle todo lo que hay detrás del proceso de producción de cada botella. Y hasta por el simple gusto de disfrutar de un buen vino en el lugar donde se creó y todavía mejor, maridado con un delicioso borrego a la vuelta y vuelta.

No obstante, igualmente valioso resulta el sacrificar el enoturismo en aras de lanzar un producto que debería poder agregar en sus notas de cata términos como congruencia, honestidad, sustentabilidad, innovación y sobre todo, pasión.