Todo buen amante del vino, especialmente del blanco, conoce el Chardonnay, un vino versátil y delicioso que hoy, así como cada último jueves de mayo, celebra su día alrededor del mundo.
La mejor forma de celebrar esta variedad de uva y tipo de vino es sirviéndote una buena copa y conociendo más acerca de su historia, cómo se convirtió en uno de los vinos más famosos del mundo, algunas de las mejores etiquetas y con qué maridarlo.
Ampliamente conocido, el Chardonnay es una variedad de uva blanca que se planta en distintas regiones del mundo, esto gracias a su impresionante habilidad de adaptarse a distintos tipos de suelo, así como al estilo del enólogo.
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Esa es una de las muchas razones por las que el Chardonnay es tan camaleónico, con la capacidad de ir desde lo fresco, mineral, refrescantes, hasta los sabores más aterciopelados y generoso, haciéndolo un vino en el que cada copa es diferente dependiendo de la región en donde se cultivó la uva.
¿En donde surgió el Chardonnay?
Esta variedad de uva es originaria de la región francesa de Borgoña, especialmente en Côte de Beaune, pero también en las regiones de climas más fríos en el norte como Chablis o en los tropicales de Mâconnais en el sur.
Pero también de este lado del mundo se cultivó esta uva, especialmente en California, en las áreas costeras como Carneros, Sonoma y el condado de Santa Bárbara en donde las brisas marinas del Océano Pacífico influencian el vino.
Napa Valley es otro punto importante del chardonnay californiano, pero hay en otras regiones del continente como Chile, especialmente en la región de Casablanca en donde la zona costera influencia a la uva con la brisa marina produciendo vinos frescos.
Los sabores de un Chardonnay
Las notas de un vino chardonnay van desde la ralladura de limón y la mineralidad calcárea hasta la manzana y frutas tropicales como la piña, todo depende del clima y la fecha de cosecha, pues cuanto más fresco sea el clima más notas cítricas se harán evidentes, mientras que en climas más cálidos y cosechas tardías la uva tendrá más azúcar y perderá acidez.
Algunas de las notas secundarias incluyen coco, vainilla y especias como canela y nuez moscada y esto proviene del uso de roble y es que justamente estas notas se ven influencias por el origen de la madera (francés o americano), el nivel de tostado y el tiempo de contacto con el roble.
Los toques de mantequilla se adquieren de un proceso de fermentación llamado maloláctica, en donde el ácido málico contenido en la uva se convierte en ácido láctico, ya sea de forma natural o por una adición del enólogo. Esto produce un vino que se percibe mucho menos ácido y más redondo y cremoso.
El Chardonnay se debe servir frío, con un rango de temperatura entre los 50 y 55° F que se logra con dos horas en el refrigerador o de 30 a 40 minutos en un baño de agua helada.
¿Con qué maridarlo?
Su versatilidad lo hace un vino que combina con muchos platillos. Como aperitivo va a la perfección con quesos frescos con el queso de cabra, así como con ostras, mariscos o pescados delicados.
Las etiquetas de cuerpo medio se pueden maridar con pescados, carnes blancas como pollo y lomo de cerdo, así como quesos añejos como el gruyere o el gouda. Mientras que los vinos con mayor presencia de roble van bien con carnes a la parrilla y aves.