Bodegas Domecq  demuestra que los vinos mexicanos están más vivos que nunca

Si el vino enseña el arte de la paciencia, la vendimia hace lo propio con la celebración, pues es la expresión más festiva de todo el proceso y resultado del esfuerzo y el cuidado de las uvas. Y si alguien sabe cómo hacerlo es Bodegas Domecq, que celebró un año más de vendimia y de seguir demostrando que el carácter de los vinos de Valle de Guadalupe llegó para imponerse en el mundo.

El vino en su terruño

Durante tres días, Bodegas Domecq se lanzó al encuentro con la naturaleza y las bondades del valle e hizo un viaje en el tiempo para volver al año que llegó a México. El capitán al mando de esta travesía fue Alberto Verdeja, Winemaker y director técnico de la casa, quien compartió los retos a los que se ha enfrentado la marca este último año, pero también a sus victorias, como el lanzamiento de tres nuevas etiquetas que no dudó en presumir durante todo el viaje. 

Para degustar las bondades del Chateau Domecq Blanco 2020, Verdeja escogió un maridaje digno de sibaritas y uno de sus favoritos: el platillo estrella de “La Casa de la Langosta”, en Puerto Nuevo, un crustáceo servido con mantequilla, arroz, frijoles y las imperdibles tortillas de harina hechas a mano tan típicas de la región, una combinación que empata a la perfección con las notas de este vino. Las tardes calurosas fueron refrescadas por el emblemático XA Blanc de Blancs, cuyo reconocimiento más reciente fue la medalla de Oro en el Concours Mondial de Bruxelles

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Cena en el viñedo

Una pérgola de luces en medio del viñedo fue el escenario perfecto para la cena de bienvenida  de Bodegas Domecq, que estuvo llena de productos regionales: conchas, almejas, ostiones, pulpo adobado y pescado zarandeados, puestos al fuego (literal) por el chef Roberto Alcocer, del restaurante Malva de Valle de Guadalupe.

Domecq

Los protagonistas de la noche fueron el Chateau Domecq Blanco 2020,  Chateau Domecq Rosado (última expresión de la gran familia de Chateau Domecq) y Reserva Real Blanco. Pero también fue una velada de primicias, pues Alberto presentó Reserva Real Viognier, que llegará a complementar la familia de vinos monovarietales que lanzó el año pasado Bodegas Domecq.  

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En el corazón del proceso

El vino es más que lo que hay en una copa y para demostrarlo, el agrónomo Rafael Bojórquez, responsable de 1era plana de los viñedos, guió a todos al corazón del proceso, a pie de vid, para cosechar a uvas Cabernet Sauvignon que formarán parte de los vinos venideros. 

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En Bodega de las Misiones, lugar de reposo de las barricas y de las vasijas de barro antiguo donde Verdeja creó su tinto Vasijas, uno de los grandes lanzamientos de este año, Alberto dio a conocer otra novedad: el Vasija Blanco, y posteriormente dirigió una cata de Chateau Domecq, Reserva Real y Reserva Magna.

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Blanco que te quiero blanco

La cena de clausura fue servida en la cava subterránea de la casa, donde un menú regional creado por Gianina Gabaldón, chef del restaurante Olivia en Valle de Guadalupe, se maridó con los mejores vinos de la bodega, el Chateau Domecq Blanco, Chateau Domecq Rosado, Reserva Real Syrah y Reserva Magna 2019, 100% Nebbiolo. El evento cerró con broche de oro una experiencia que demuestra que las fiestas de la vendimia están más vivas que nunca.