Cerca del océano Pacífico, en una de las zonas más frescas del valle de San Vicente, la noble tierra rayada por el sol bajacaliforniano dio paso a la realización de un sueño: el de Roberto Curiel (1945-2016), que se materializó, mediante la técnica del ingeniero y enólogo, Héctor Villaseñor, en una delicia llamada Vino de la Reina.
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Un nombre que rinde tributo a la líder de la familia que desde 2006 lleva su pasión y entusiasmo hasta la tierra obteniendo la cosecha perfecta, establecidos sobre piedemontes y terrenos pedregosos, con manejos de follaje sobre espalderas verticales, que, con una gran radiación solar, ofrece un producto con alta concentración de las características varietales.
Cosecha que un año más es agradecida con las tradicionales fiestas de la vendimia ante más de 350 asistentes que disfrutaron de un programa que incluyó recorridos por la vinícola, degustación de los vinos de la casa, así como una cena especial de tres tiempos que fue armonizada con el concierto del Ensamble Musical de cuatro para tango y bellas melodías que fueron interpretadas por alumnos de Ja’sit, escuela de formación escénico vocal, que además resultó beneficiada con becas tras la realización de este evento.
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Presidida por la arquitecto María del Socorro de Curiel, esta escuela forma parte del Centro Artes Musicales y ofrece la primera licenciatura en canto en el estado de Baja California con reconocimiento oficial por parte de la Secretaria de Educación Pública.
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Previo a las presentaciones artísticas, el director de la vinícola, Rubén Carlos Curiel Amaya, dio la bienvenida y agradeció a su equipo de trabajo el entusiasmo puesto durante el año, en especial dio un reconocimiento a su señora madre, María del Socorro Amaya de Curiel por su entrega en este proyecto.
Asimismo, Roberto Curiel Amaya ofreció un emotivo brindis en honor a su padre, a quien reconoció como un hombre de trabajo, emprendedor y soñador, cuya idea de crear la vinícola se basó en una inspiración de amor para dar tributo a quien fuera su esposa, a quien con cariño le llamaba su Reina.
La vinícola hoy cuenta con aproximadamente 3,200 metros cuadrados de construcción y ofrece amplias áreas de jardines, una terraza externa de degustación, un foro externo para eventos, con capacidad para más de 400 personas, sala privada de club de vinos y sala de degustación interna.
A futuro, se proyecta contar, también, con un restaurante y un hotel, lo que la convertirá en uno de los espacios más grandes en su tipo del Valle de Guadalupe, ubicado en el kilómetro 71.486 de la carretera libre Ensenada-Tecate.