Los felices años veinte, los veinte dorados, lo alocados años veinte, el nombre es lo de menos, hablamos de una década casi completa de prosperidad y felicidad en distintas partes del mundo, cuya alegría y lujo se encuentran concentrados hoy en una especie de cápsula del tiempo llamada The Midnight Monkey, ubicada en la tradicional colonia Roma de la capital mexicana.
Sí, hablamos de un speakeasy inspirado en la época en que surgieron los speakeasy y se erigieron los grandes rascacielos de Nueva York. Hablamos, para ser más claros, del tiempo reflejado en novelas como El gran Gatsby de Francis Scott Fitzgerald, o películas como Babylon, protagonizada por Margot Robbie y Brad Pitt.
The Midnight Monkey
A la altura del número 54 en la Plaza Río de Janeiro, en la Roma Norte, apenas cruzas la puerta y este espacio te lleva, al ritmo de jazz, a hacer un viaje en el tiempo, por lo menos un siglo atrás.
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Te envuelve en una oscuridad disimulada por la luz tenue de las mesas y los reflectores sobre el escenario donde una banda confirma que estamos en otra época.
Alrededor, el tono rojo y la textura aterciopalada del mobiliario nos dan más pretextos para no volver a la actualidad, lo mismo que los espejos, la madera y las pinturas que recubren los muros, con claras alusiones al “monkey” resaltado en el nombre del lugar.
Otro punto de luz es la elegante barra liderada por el mixólogo Diego Falcón (Hotel Xcaret) que pone su corazón en cada cóctel que crea, siempre trayendo la esencia del hedonismo y la actitud rugiente de los veinte.
Lo que oculta en realidad la opulencia de la barra es un laboratorio donde se crean cócteles que combinan ingredientes poco comunes con los destilados favoritos. Gin, whisky, mezcal, tequila, coñac, vodka, nada escapa a la carta de The Midnight Monkey el bar inspirado en la época de la prohibición del alcohol.
Y si los tragos son experimentales, los alimentos para acompañarlos también lo son. Qué tal una botana con nueces de la India, arándanos, cacahuates, manguitos enchilados y chapulines dorados. Bueno, pues aquí hacen un gran maridaje con platos que sorprenden los paladares más sofisticados.
El servicio es de primera, los meseros están todo el tiempo atentos y dispuestos para explicarte cada una de las creaciones de la carta si es necesario y para darte sus recomendaciones basándose en tus preferencias.
Cuando los músicos salen de escena, un Dj empieza a regresarnos lentamente al siglo XXI, aunque una bella bailarina nos devuelve de cuando en cuando al pasado con un espectáculo tipo burlesque que desprende humor, sensualidad y hedonismo.
De hecho aún saliendo del lugar, la arquitectura de la Roma nos dejan todavía un poco de nostalgia, la suficiente para no volver tan de golpe a la a veces terrible, pero también adorada actualidad.