Tequila 1800 se marida con el arte comestible

Uno de los pilares más importantes de Tequila 1800 es y siempre será el seguir impulsado el arte, compartiendo las propuestas de artistas de todo el mundo. Para la segunda edición de ‘Tiempo’, 1800 no solo se convirtió en un impulsor sino también en el maridaje perfecto para disfrutarlo. 

Junto a Ananas Ananas, el tequila presentó una instalación de arte comestible en el que sin necesidad de una mesa, platos y cubiertos se disfrutó de una deliciosa y muy única cena en donde todos nuestros sentidos se hicieron presentes.

Tequila 1800 arte
Fotografías: Tequila 1800

Ananas Ananas era la opción indicada para esta experiencia, pues se trata de un innovador estudio de food-art creado por Verónica González y Elena Petrossian, en donde el objetivo es crear instalaciones comestibles y experiencias gastronómicas que salen de lo convencional y permiten que los comensales interactúen con la comida.

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Para esta segunda edición, Tequila 1800 y Ananas Ananas crearon un recorrido de arte que combinó elementos gastronómicos que maridaban a la perfección con las notas del tequila.

si Cada platillo tenía alma propia y fue elaborado para que por medio de los dedos se pudiera experimentan no solo con los sabores, también con las texturas.

Esta relación busca profundizar en el arte que significa hacer tequila, el tiempo, la paciencia y el trabajo para tener como resultado un producto que logre enamorar a quien lo prueba.

‘Tiempo’ logró borrar esa línea entre lo que se admira y lo que se saborea, siendo vínculo en el que admiras lo que estás a punto de degustar.

El menú ofreció una serie de platos únicos y frescos en donde sabores al parecer opuestos combinaban para un resultado exquisito que iba perfectamente de la mano de las diferentes etiquetas de Tequila 1800.

Para iniciar el tequila blanco fluyó en una hermosa fuente que se combinó con ostras y agua de tomate clarificada, le siguió lo que pareció un paisaje lleno de nubes que eran galletas de arroz cosidas que se combinaban con un baba ganoush y 1800 Reposado.

Una jaula de charcutería sostenía laminas de atún y lechuga asada, mientras que un sendero rocoso nos llevaba a probar sashimi de almeja, tostada de amaebi, ceviche de champiñones y sardina en conserva con maíz crujiente, todo maridado con Añejo.

Tiempo fue una colaboración contemplativa y llena de sabor que permite unir dos mundos al parece opuestos.