Desde su fundación hace más de 250 años, Maison Hennessy no ha dejado de reinventarse. Impulsados por la pasión hacia lo verdaderamente excepcional, dos familias, los Hennessys y los Fillioux, han escrito una historia que se traduce en el mejor cognac del mundo.
Antes de dejar el legado en manos de su sobrino Renaud Fillioux de Gironde -miembro del Comité de Dégustation desde 2002-, el Master Blender Yann Fillioux, quiso dar vida a una creación única que celebra la ocasión: el Hennessy 8, fruto del trabajo que duró cinco años, síntesis de siglos de savoir-faire, que resguarda ocho generaciones -como lo dice su nombre- y ocho extraordinarias eau de vie en un solo decantador. Es un licor elegante, que eleva el arte de mezclar y combina talento, creatividad y consistencia, con la pasión, el rigor, la vanguardia y la lealtad a sus predecesores.
La misión de ambos Fillioux fue determinar, junto con el Comité de Degustación, cuáles eran las mejores aguas de vida para convertirse en un Hennessy 8. Siete de ellas fueron seleccionadas por Yann Fillioux y la octava por Fillioux de Gironde. “El añejamiento no es lo que hace que un cognac sea bueno, sino la calidad fundamental. Se debe juzgar el potencial y la pureza para lograr balance y elegancia”, dijo el Master Blender a Robb Report México.
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Yann Fillioux
Durante el proceso hacia la excelencia, cada año probaron los licores para conocer su evolución y decidir cuáles formarían parte del resultado final, mezcla de cognacs de diferentes añadas. “Todos los días nos reunimos para catar y adquirir mayor conocimiento de nuestro stock. Hennessy 8 se prepara para el futuro, pues la pregunta no es si el cognac es bueno es este momento, sino cuál creemos que es su capacidad para ser mejor dentro de cientos de años. Se trata de tener las condiciones y los barriles adecuados, para que mañana sea superior”, afirmó Fillioux de Gironde.
Renaud Fillioux de Gironde, Yann Fillioux, Claire Piconnet y Arik Levy
Para guardar una bebida tan impecable, solamente un decantador magnífico podía ser digno ello. Por eso, la tarea de su creación fue conferida al artista, diseñador y fotógrafo Arik Levy, quien no solo ha colaborado anteriormente con la marca, sino que conoce excelentemente el cognac, así como los valores y la historia de Hennessy.
Arik Levy
Fueron tres los años necesarios para la concepción de la botella del Hennessy 8, una joya que es expresión de la mineralidad, el trabajo de la naturaleza y la importancia del tiempo. Está hecha con cristal de Baccarat soplado a mano, formada por ocho aros sobrepuestos -representan las generaciones de master blenders-, que crean la impresión de movimiento y cambio constante. Para cobijarla, el artista engendró una caja conformada por 25 capas de roble -procedente de barriles antiguos de cognac-. Cada cubierta simboliza 10 años de historia. Los baúles se abren con una llave especial, imaginada para descubrir solamente el decantador para el que fue destinada.
Exclusivamente se producirán 250 botellas, que pueden ser personalizadas si el comprador lo desea. Todas se encuentran numeradas y vienen acompañadas por cuatro copas en forma de tulipán. Cada pieza cuesta $39 mil dólares.
Hennesy 8 es toda la historia de la Maison en una botella.