Los Ángeles no sólo es el punto de encuentro de la industria del entretenimiento sino un destino con experiencias gastronómicas de alto nivel para los sibaritas más exigentes.
Como parte de su filosofía innovadora, Beverly Hills Wilshire, a Four Seasons Hotel, echó a andar un proyecto alineado a las nuevas tendencias de consumo de alimentos, que han visto en las terrazas una manera de hacer sentir cómodos y seguros a sus comensales. Así nació THEBlvd Privé, un proyecto culinario de comida al aire libre que estará disponible por tiempo limitado en un lugar secreto del hotel.
Su decoración recuerda a la década de 1970, cuando las calles adoquinadas del boulevard Wilshire veían pasar a directores como Steven Spielberg, Martin Scorsese y George Lucas. Para darle un toque romántico y propio de la realeza, llevaron lámparas de gas de un castillo en Edimburgo que durante las cenas generan un ambiente cálido y elegante.
La oferta de platillos es amplia, pues no sólo incluye una combinación de sabores y sazones de California y del mundo; también tienen distintas opciones para el desayuno, la comida y la cena, además de una extensa carta de postres que varía según la hora del día. Esta empresa no fue fácil de conseguir, pero el expertise del chef Amir Nematipour logró transmitir en cada plato el amor que pone en su preparación, en especial los que son insignia de la casa, como la ensalada de calabaza con kale, quinoa y aderezo de arándano; la coliflor asada con salsa de cúrcuma-tahiní y streusel de almendras; el filete de ternera de Snake River Farm acompañado de ñoquis trufados, verduras asadas y salsa de pimienta; los ostiones con jalapeño, salsa ponzu y lima; el mac & cheese con queso fontina y langosta; la hamburguesa de Wagyu con queso brie y chutney de higo con cebolla; o la frittata de cangrejo con huevo y cheddar ahumado, entre muchos otros.
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La repostería también tiene un lugar especial aquí; dependiendo de la hora, se ofrecen dos o tres opciones exclusivas; por ejemplo, la Roasted Fruit Tart (hecha con masa sablé, crema cítrica y un merengue casero de maracuyá) y el Strawberry Pistachio (un bizcocho de pistache con crema de fresa) sólo es posible degustarlos en el lunch o el desayuno; mientras que el Montblanc (con grosella negra, merengue y mousse de vainilla de Madagascar con crema de castañas), en las cenas (en las que además se ofrece caviar Imperial o Grand Reserva Ossetra acompañado del mejor champagne).
El bar no se queda atrás, pues tiene una buena carta de champagnes, cognacs, mocktails (para quien no consume alcohol), cocteles de autoría (como el Negroni Privé Tanqueray con Campari, Vermouth Carpano Antica y Cynar) y vinos tintos y blancos estadounidenses, franceses, alemanes, italianos y hasta neozelandeses.
Más que un astro fijo en el firmamento, este pop-up será una estrella fugaz que sólo los amantes de la buena cocina más afortunados podrán disfrutar.