En lo que a mí respecta, Matusalem es uno de los rones que no pueden faltar en un bar que se precie de tener a los mejores. Y si hablamos de sus ediciones especiales, con mayor razón. Esa reputación se reafirma con el lanzamiento más reciente de la marca, Matusalem Sublime, un expresión con lo mejor que la distingue —ingredientes de primera calidad y prácticas de excelencia— a lo que se suma una combinación inusual y visionaria.
El empeño y la destreza de Cynthia Vargas, maestra ronera de Matusalem, tuvo a su disposición las barricas más antiguas de la casa para elaborar a partir de ellas un ron que resulta verdaderamente irrepetible: Sublime.
Matusalem Sublime
Para elaborarlo se utilizaron dos líquidos excepcionales: uno añejado durante 20 años en sistema de Solera con barricas de roble americano con uso anterior de bourbon, y un single cask de 10 años de barricas de roble que antes añejaron vinos generosos de Jerez.
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El resultado es un ron de color ámbar con destellos caoba, cuya carta de presentación en nariz son deliciosas notas que incluyen grosella negra, vainilla, cacao y hasta tabaco, mientras que en boca hay una sinfonía compuesta por toques como caramelo amaderado, frutos secos dulces y roble ahumado.
Y para redondearlo como un destilado extraordinario, Matusalem Sublime se presenta en un decantador diseñado por los maestros artesanos de Vista Alegre, expertos portugueses en porcelana y cristalería con dos siglos de experiencia. Eso sólo fortalece el espíritu clásico, experto y magistral de este ron que, claro, es una edición limitada: a México sólo llegan 30 botellas de las 450 que hay a nivel mundial.