Lamborghini es conocido por crear impresionantes superdeportivos, pero aunque no lo creas la marca también se ha encargado de producir algunos tarros de miel que, aunque se alejan por completo del mundo automotriz, son aún más exclusivos que sus modelos.
Producida en su sede de Sant’Agata Bolognese, Italia, la dulce sustancia es sumamente difícil de conseguir, casi imposible, a decir verdad.
Seguro te estás preguntando, ¿cómo pasó Lamborghini de los deportivos a la miel? Todo comenzó en 2016 cuando se construyó un colmenar en Lamborghini Park, esto como parte de los esfuerzos del fabricante de llevar a cabo un biomonitoreo ambiental.
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Para el día de hoy el espacio ya alberga 13 colmenas en donde viven 600,000 abejas, 120 000 alimentadas en al área local.
Antes de que pienses que esta actividad es parte de algún plan del fabricante italiano para incursionar en el mundo los alimentos, la realidad es que esta acción tiene como objetivo preservar estos insectos que como bien sabemos tienen un papel fundamental en el ecosistema.
A través de una asociación con Audi Environmental Foundation, dos de las colmenas del colmenar están equipadas con cámaras, básculas y contadores de abejas. Esta herramienta permite registrar la cantidad de néctar y polen que recolectan las abejas, monitorear su comportamiento y utilizar esos datos para comprender cómo este insecto se ve afectado por el cambio climático.
Cada año las abejas de Lamborghini producen aproximadamente 430 kilogramos de miel, a pesar de ser una importante cantidad, no están interesados en abrir una nueva división enfocada en alimentos.
¿Qué pasa entonces con la miel y por qué es tan difícil conseguirla? Los frascos que se producen se distribuyen entre los empleados al final del año como un obsequio de Navidad.
Lamborghini no es la única marca que produce miel, según Motor1.com Porsche amplió su propio colmenar y ahora tiene 3 millones de abejas que producen más de 2000 libras de miel al año, y a diferencia de la marca italiana ellos si venden la miel en la tienda de la fábrica.
Tal vez nunca puedas probar la miel de Lamborghini, pero sí la de Porsche, Bentley y Rolls-Royce.