El cognac más fino del mundo ha sido añejado en las barricas especializadas de Rémy Cointreau, en Merpins, de manera paciente durante cuatro generaciones de maestros para lograr la excelencia.

Iniciaba el sigo pasado y André Renaud, el maestro de bodega de Rémy Martin, ya destacaba por su notable talento olfativo y una cualidad extraordinaria para cuidar el aroma, color y sabor del cognac producido con las mejores uvas de la región Grande Champagne.

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Al igual que los años pasaban y la sociedades evolucionaban a un ritmo vertiginoso con la Revolución Industrial, LOUIS XIII seguía con su propio proceso alquímico bajo la atenta mirada del maestro de bodega, quien cuidaba todo el proceso de decantación en los exclusivos barriles de roble del bosque de Limousin. De ellos, el cognac logró su característico toque de vainilla.

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A mediados del siglo XX, André Giraud, el maestro de bodega que continuó la tradición en la casa LOUIS XIII de la mano de su predecesor André Renaud, implementó el primer centro de desarrollo y la primera cooperativa en Merpins, que hoy son parte vital de Rémy Martin.

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Su sucesor, años después, el maestro de bodega Georges Clot, aprovechó el auge de la tecnología e implantó técnicas digitales a las cavas que mejorarían de manera notable tanto el proceso como la calidad única del cognac. Tras Clot llegó la primera mujer para fungir como maestra de bodega, Pierrette Trichet. Hoy, es Baptiste Loiseau quien ha heredado tanto la pasión por el legado atemporal de esta sofisticada bebida como un enorme interés por compartir con el mundo la producción de LOUIS XIII.

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