Philippe Starck es uno de los diseñadores de mayor renombre a nivel internacional, precursor del diseño emocional. En los últimos años ha ganado popularidad por sus innovadores proyectos -no que antes no lo fuera, siempre ha sido un gurú en la industria del interiorismo-, como el lanzamiento de su propia marca olfativa: Starck Parfums y la proyección de un smartphone conceptual, llamado Alo.
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Hace más de 10 años, Starck sorprendió a sus admiradores, de la mano de Louis Roederer, al dar vida a un champagne excepcional: Cuvée Brut Nature 2006, mismo que resultó en una bebida inigualable, cuya creación se desglosó de la intuición de Frédéric Rouzaud, director general de la marca; mientras que la idea nació del artista.
Con un éxito rotundo de la añada 2006, le siguió la segunda en 2009; misma que se originó gracias a las condiciones climáticas que contribuyeron a la formación de bayas resplandecientes, así como la producción de una cosecha de alto nivel, cuyo equilibrio recordó otros míticos años -1947, 1959, 1964 y 1989-. Así, dicho año ofreció todos los elementos para resultar en jugos vinosos, potentes, concentrados y armónicos, con una acidez cortante.
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A partir de todo ello, Jean-Baptiste Lécaillon, jefe de bodega en Louis Roederer, junto con sus dos aliados -Starck y Rouzaud-, creó el Brut Nature 2009, un espumoso sincero, minimalista y moderno, con 67% Pinot Noir-Meunier y 33% Chardonnay, madurado en cavas durante cinco años y reposado seis meses tras el degüelle.
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Como una champaña tan exclusiva sólo podía ser defendida por una botella magnífica, Philippe Starck diseñó la etiqueta, inspirado en “ese señor que ha elaborado un champagne del cual está orgulloso“, pues, luego de dibujar letras de estilo inglés y subrayarlas con un rotulador, aseguró que “esta bebida no necesita más artificios. La belleza se desvela en el corazón, cuando ya no queda nada más por retirar. Este es el caso del Brut Nature 2009… la única cosa que queda por retirar es el corcho para beberlo”.
Notas de cata
Vista: Amarillo con reflejos de un ligero color ámbar.
Nariz: Bouquet intenso que combina las flores dulces, el melón y las avellanas. Tiene pinceladas especiadas con aroma a limón. La impresión es dulce.
Boca: Es largo y ligero. Lo primero, gracias a su textura cremosa y dulce; mientras que lo segundo, porque posee un frescor salino y refinado.
¿Cómo maridarla?
Con mariscos, frutas y chocolate.