En la sencillez se encuentra la raíz más profunda, y también más honesta, de la verdad. Así lo creía Louis M. Martini, fundador de una bodega legendaria —y pionera— en el valle de Napa, California, quien se basó en esta premisa lógica: “Para hacer el mejor vino son necesarias las mejores uvas”.
Así surgió, en 1933, tras la derogación de la conocida como Ley Seca, una de las más antiguas y emblemáticas bodegas de Estados Unidos con el objetivo de elaborar vinos de una calidad excepcional.
El tesón, ingenio y perseverancia de esta dinastía vinícola se tradujo en uno de los Cabernet Sauvignon mejor valorados del mundo. A través de tres generaciones de enólogos, la familia Martini han convertido su pasión en una leyenda dentro de la enología, que cristaliza en el pináculo de su portafolio: el Lote Número 1 Cabernet Sauvignon.
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Este extraordinario elixir, que encapsula en cada botella el sabor y el alma del también emblemático valle de Napa, es una representación con mucho cuerpo y magníficamente equilibrada de la variedad preeminente de la denominación que ha convertido a esta bodega en un referente internacional.
Hoy, Michael Eddy continúa el legado artesano de Louis M. Martini. Es el cuarto enólogo en la historia de la bodega, tras más de una década bajo la tutela de Michael Martini.
Por más de 90 años, cuatro generaciones han elaborando Cabernets icónicos en una de las pocas bodegas sobrevivientes a la Prohibición, galardonada en 2019 con el premio Best of Wine Tourism.
Se trata, pues, de un referente que no se conforma con mirar al pasado, sino que escribe su propio futuro.
Como las vides, esta bodega hunde sus profundas raíces en el valle de Napa, brindando relaciones duraderas, que han trascendido las generaciones, con los principales productores en una multitud de denominaciones.
Monte Rosso Vineyard, por ejemplo, ha sido propiedad de la finca desde 1938 y produce constantemente varietales tintos de inconfundible mineralidad y acidez. El viñedo Stagecoach ha sido un componente esencial en la mezcla que compone el Lote Número 1.
Durante años, la bodega fundada por Louis M. Martini ha disfrutado de un amplio acceso a sus 600 acres de un terroir montañoso que produce una uva muy apreciada. Especializada en la mejor expresión del Cabernet Sauvignon, la bodega ha elaborado a lo largo de su historia más de 125 vinos con más de 90 puntos, convirtiéndola en sinónimo de excelencia en todo el mundo.
Actualmente, la bodega ofrece una variedad de experiencias dirigidas por un equipo enológico, culinario y de hospitalidad de primer nivel. Sus vinos de lotes pequeños han ganado devotos en todo el mundo y están disponibles sólo en su tasting room y la tienda en línea.
La leyenda detrás de uno de los mejores Cabernet Sauvignon del mundo, galardonado con una puntuación perfecta, cien sobre cien, por Robert Parker en su canónico The Wine Advocate comenzó hace poco más de 90 años con un visionario, su fundador: Louis M. Martini, quien con sólo 12 años viajó desde Génova, Italia, a Estados Unidos para reunirse con su padre en San Francisco, California, donde en 1906 elabora su primer vino con su progenitor.
Fue éste quien, al observar la pasión de su hijo, le alentó a que regresase a Italia para que estudiar viticultura. En la década de los años 20, en plena Ley Seca, el joven Louis no se dejó arredrar y fundó la empresa L.M. Martini Grape Products Company en 1922, para la elaboración de vinos sacramentales y concentrados destinados a la producción casera.
Sin embargo, él seguía con su idea inicial: elaborar el mejor vino del mundo. Esta búsqueda le llevó al valle de Napa, la región vinícola más codiciada de California, que gracias a su perseverancia se convirtió en una meca enológica global, a la altura de las mejores D.O. (Denominaciones de Origen) tradicionales en Francia, Italia o España.
Así, en 1936, tres años después de fundar su bodega, fue uno de los primeros en emplear la fermentación en frío y controlada, mientras el resto de bodegas de la región seguían haciéndolo en caliente y con viento.
Hoy, la bodega, que ha sido restaurada para reflejar su historia, herencia y compromiso con la excelencia, rinde homenaje a este visionario en cada una de sus botellas.
Como en su día señaló otro italiano universal, el director de cine Federico Fellini, “un buen vino es como una buena película, dura un instante y deja en la boca sabor a gloria”.
Los Cabernet Sauvignon de Louis M. Martini son el mejor ejemplo: la experiencia de saborear una copa, de analizar sus matices y desvelar las sucesivas capas de aromas que se ocultan detrás de la primera impresión es tan diversa como el mundo de los sentidos; de hecho, aquí intervienen —al menos— tres de ellos: olfato, vista y, por supuesto, gusto.
En el tasting room de la bodega se rinde culto a este momento íntimo de revelación, casi de comunión, con los sabores del valle de Napa, que imprime su sello en los diferentes viñedos, dependiendo de la alcalinidad y los minerales de los que está compuesto el terroir, con notas a madera, frutas, tabaco…
El resultado es un caldo de la más alta calidad, que conecta lo material, lo telúrico, la tierra, con lo inmaterial, el alma, la pasión por hacer el mejor Cabernet Sauvignon del mundo.
Si Louis M. Martini catase hoy la estrella de su portafolio se sentiría satisfecho, ya que su objetivo se ha visto cumplido con creces: su bodega no embotella vino, sino una leyenda eterna.