Entre la enorme oferta gastronómica del sur de la Ciudad de México, se encuentra una joya que comienza a brillar con fuerza y a deslumbrar a los ávidos foodies que buscan una nueva experiencia francesa para sus paladares. Tras su apertura, hace cuatro meses, y después de probar personalmente lo que su cena-maridaje es capaz de hacer con los sentidos, puedo decir que Le Coq Bistro se convertirá en uno de los hot spots obligados de San Ángel.
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Desde el momento en que se atraviesan las puertas, es evidente que se trata de un lugar diferente, pues no sólo es un recinto con una bella estética moderna, su concepto es audaz al conjuntar lo mejor de los espacios más concurridos de la ciudad: cuenta con toda la elegancia de Polanco, el toque casual chic de los bares de La Roma y el encanto confortable que sólo un restaurante de San Ángel puede ofrecer. Entre sus complejos se encuentra una terraza, ideal para pasar un agradable rato bebiendo unos tragos; un salón, sofisticado y perfecto para cenas íntimas; una sala privada, en la que incluso se han pactado compromisos de matrimonio; y un imponente bar con una gigante propuesta de mixología.
El espacio está decorado elegantemente, en sus muros pueden observarse obras de arte con valores de hasta 90 mil pesos.
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Una vez pasada la sorpresa del deleite visual de su decoración y arquitectura –de la que cabe recalcar su cava con más de mil ejemplares-, llegó el momento del paladar y el olfato. Sus cenas maridaje son un imperdible mensual, con un menú cambiante que permite conocer la oferta de este magnífico Bistro; para hacer el dúo perfecto, la etiqueta de la ocasión fue la española Arzuaga de la mítica Ribera del Duero.
Estos fueron los vinos que brillaron durante la noche.
Con una cocina liderada por el chef ejecutivo Aurelien Julou y con la guía del sommelier Enríque Martínez, el maridaje comenzó con un Vino Crianza 100% tempranillo para acompañar el Paté de Champagne, un platillo multifacético que, en compañía de las notas sumamente amaderadas, acidez perfecta y textura cremosa, fue un festival de sabores frescos y versátiles.
Para el segundo tiempo, pude disfrutar de una de las estrellas de la casa, los Caracoles Bourguignon con risotto y mantequilla; la textura untosa de estos manjares combinada con la armonía de frutos rojos que ofrecía la etiqueta Arzuaga Reserva, fue la mancuerna perfecta para un platillo tan sentidamente francés.
El plato fuerte fue una completa experiencia: con tinto Arzuaga Reserva especial, el Tartin a la Bourguignon, un estofado servido con zanahorias y papas, todo con un baño de salsa con un sutil sabor a licor que se fusionaba perfectamente con el complejo sabor de un vino con notas de hojas secas y, aguzando los sentidos, un poco de menta en su final.
La parte final de este viaje culinario se encontraba en un postre de lo más tradicional, unos clásicos profiteroles que se deshacían dulcemente en la boca al maridarlos con etiqueta La Planta, uno de mis favoritos de la noche y, sin duda, la mejor forma de culminar con una cena tan especial.
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Las cenas maridaje no es el único evento del que los foodies pueden disfrutar, Le Coq Bistro ofrece cada miércoles las noches de mixología con las apuestas más brillantes de su coctelería, seguidos de los jueves, donde el ambiente se aviva en los Nite Grooves con DJ’s en vivo.
Excelente ambiente, un diseño muy chic, servicio de primera y, sobre todo, gastronomía fascinante es todo lo que te espera en Le Coq Bistro, un nuevo imperdible para añadir a tu lista.
Le Coq Bistro
Avenida de la Paz 57, San Ángel, CDMX