Nueva York es conocida por su increíble oferta cultural, gastronómica, de moda, de entretenimiento y de un sinfín más de opciones que la hacen una ciudad imperdible en las listas de viajes.
En medio de todo su bullicio, en la esquina sureste de la 28th Street y Seventh Avenue, se encuentra una estación de metro de la línea 1 que corre de Van Cortlandt Park-Calle 242, en del Bronx, a South Ferry, en Manhattan. Ahí, entre las escaleras y la plataforma de entrada a la estación hay una puerta que conduce a La Noxe, el nuevo speakeasy que está en boca de todos.
En los últimos años, los speakeasy o “bares ocultos” se han vuelto populares por su aire misterioso, su ambiente underground y su concepto de exclusividad que, al combinarse con buena mixología, resulta en una experiencia única.
La Noxe fue desarrollado por Jey Perie, un visionario que no dudó en adquirir la propiedad cuando la vio a la venta y en transformarla en un elegante salón con una clara influencia de la arquitectura de los 70 del mexicano Luis Barragán. Quienes han asistido dicen que es como estar de fiesta en el departamento de un artista excéntrico.
Sus inicios no fueron fáciles, pues su inauguración estaba prevista para marzo de 2020, pero con la pandemia, se retrasó a junio, cuando debutó no como un bar, sino como cafetería donde se preparaban sándwiches, jugos cold pressed y cocteles para llevar en la compra de algún platillo. Así se mantuvo hasta octubre, cuando abrió formalmente, pero exclusivamente por medio de reservación, ya que solo 15 personas pueden estar al interior. Esta situación ha generado que actualmente haya una lista de espera de casi 1000 personas.
La Noxe sirve comidas y bebidas de martes a sábado de seis de la tarde hasta las once de la noche (aunque el permiso sea hasta las cuatro de la mañana).
Su menú de alimentos es un recorrido multiculturales por diversas cocinas del mundo, pues bien te puedes encontrar un ceviche de la pesca del día, un tiradito de lubina o camarones vuelve a la vida con tostones, hasta hummus de lenteja roja, guacamole, sándwich cubano y arepas.
La carta de bebidas, aparte de ofrecer los destilados tradicionales, se compone por tragos de autor como el Banana Daiquirí (con charanda, limón, licor de plátano, bitters jamaiquinos), el Secret Garden (con mezcal, kale, limón, agave y sal de chile), el Forbidden Love (aloe, pepino, limón y vodka) o el French Connection (cognac, cold brew, licor de café, vainilla de Tahití y leche condensada).
Si te animas a conocerlo, recuerda que debes hacer reservación previa en su sitio… no será fácil, pero estamos seguros de que valdrá la pena.