Después de casi una década, la embajada del sabor peruano en México cierra sus puertas, provisionalmente para dar paso a una nueva era.
Historia que ya no se escribirá en el 295 de Campos Elíseos en Polanco, sino a la altura del 117 de la calle Tennyson, igualmente en Polanco, en la Ciudad de México.
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La intención, como debiera ser la de toda transformación, es evolucionar y mejorar, no sólo su apariencia, sino su esencia.
Y es que en su nuevo espacio el restaurante integrará otras creaciones, adicionales a las que lo han mantenido en la preferencia de los comensales mexicanos.
Es decir que a la oferta de ceviches y chaufas se sumarán choripanes, arepas y, por supuesto, mimetizándose con la sede, tacos.
Se buscará crear un ambiente más relajado, donde la experiencia de la comida se amplíe sin que eso signifique que se pierda el protagonismo del plato.
Según lo dio a conocer la gerente general, Yerika Muñoz, la mudanza se concretará a mediados de año, en junio.
Aunque más pequeño, el lugar, ubicado en una planta alta, contará con una amplia terraza y jardines interiores, así como un salón principal que tendrá áreas sencillas pero cautivadoras, de acuerdo con José Larroa de TWA, la firma encargada del diseño.
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Por lo pronto no hay más servicio en la anterior sede, así que habrá que esperar hasta junio para ver qué tan positivos han sido los cambios, seguros, claro está de que en sabor no habrán de defraudar como hasta la fecha no lo han hecho.
Sin duda es una oportunidad para ir pensando en descubrir este que es uno de los restaurantes más emblemáticos de uno de los chef latinoamericanos con mayor reconocimiento a nivel mundial: el peruano Gastón Acurio.