Hay oportunidades únicas que si las dejamos pasar puede que nos arrepintamos toda la vida. Y la experiencia en exclusiva que Dom Pérignon y The St. Regis Ciudad de México han creado es, sin lugar a dudas, una de ellas.
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El próximo 21 de noviembre el sol se ocultará en la Ciudad de México y sólo unos pocos afortunados podrán acceder al helipuerto del hotel St. Regis Ciudad de México.
Allí les estará esperando un increíble helicóptero modelo Agusta A109E Power. Una belleza aérea ligera de 6 plazas y con bimotor de tren retráctil creado por la firma italiana Augusta tanto para uso civil como uso militar.
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Mientras surcas el cielo de la Ciudad de México en un tour nocturno disfrutarás también de una copa de Dom Pérignon Blanc 2009. Un elixir icónico para la marca que ha sabido hacerse un hueco entre los paladares más selectos porque los champagnes de Dom Pérignon son sólo vintage.
Es decir, sólo se cosechan uvas de un mismo año y sólo se utilizan las mejores uvas de los mejores años. Si un año no fue lo suficientemente bueno, no se declara. Una práctica que durante 28 años, Richard Geoffroy ha seguido al pie de la letra, pero un nuevo proyecto lo llevará en muy poco tiempo a tierras del lejano oriente.
Ahora será su mano derecha, el enólogo Vincent Chaperon, el que tome la batuta y en sus manos está que en las nuevas etiquetas de Dom Pérignon haya cuatro toques que han encumbrado a este líquido dorado: precisión extrema, táctil, sombrío y sin asperezas.
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No todo puede ser volar
Una vez embriagados por la belleza de Ciudad de México desde las alturas es tiempo de regresar a pisar el suelo. Aunque el regreso a la realidad y a la mundana cotidianidad será más tarde porque en uno de los salones exclusivos del St. Regis te estará esperando una deliciosa cena firmada por el chef Óscar Ruiz, el artífice de los mejores banquetes del hotel.
El menú para el 21 de noviembre aún es un misterio, pero lo que sí es un echo es que los afortunados comensales disfrutarán también de Dom Pérignon P2 2000. La etiqueta más reciente de la casa de champagne. A México llegó este octubre y la crítica no ha podido ser más halagadora.
Un delicioso elixir que pertenece a la gran añada que dio comienzo al nuevo milenio. Esta última expresión de Dom Pérignon en su segunda plenitud es más densa, más dorada y más perfecta. Dieciséis años de trabajo en su elaboración se notan, y mucho.