Desde hace poco más de cinco años, David Beckham decidió entrar al mundo de los destilados en colaboración con House of Haig, la destilería de whisky más antigua de Camberon Bridged, Escocia, que llevaba más de 400 años funcionado y proveyendo de manera anónima whisky de grano a otras marcas más grandes en producción y que, después de muchos esfuerzos se lanzó al mercado con su propia etiqueta.
La participación de Beckham ha ido más allá de ser su imagen, pues se asoció con el empresario Samuel Fuller y el master destiller Chris Clark de la casa para impulsar aún más a Haig Club Clubman, un whisky single grain que reivindica su calidad frente a los blended y single malt. Se elabora con maíz o trigo, en vez de la tradicional cebada y se madura exclusivamente en barricas de roble americano ex-bourbon que lo dotan de un color dorado y suaves notas afrutadas provenientes de la manzana verde, cítricos picantes, caramelo dulce, coco y vainilla.
Pero su interior no es lo único que tiene para ofrecer esta bebida apadrinada por Beckham, pues desde hace varios años han colaborado con diversos artistas para intervenir las botellas y darles mayor exclusividad. La última edición, Haig Club Clubman Bradley Theodore Limited Edition, fue conceptualizada por Bradley Theodore, un artista contemporáneo conocido por sus coloridas pinturas y grabados en forma de esqueleto y murales en las calles de Nueva York, Tokio y Milán. Es famoso además por haber pintado a los íconos de la moda Anna Wintour y Karl Lagerfeld, y otros personajes.
La edición estará limitada a 3,000 botellas divididas en tres diseños, Energetic Twist, Field of Flowers y Organic Red, en los que es posible ver calaveras multicolores, rojas y azules, y se encuentra disponible en su página desde finales de diciembre del año pasado. Con esta apuesta, David Beckham demuestra que sigue metiendo goles, incluso fuera de la cancha.
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