Bar Paricuta nos recuerda que a un bar se va por un buen trago y una buena plática
Bar Paricuta

Hacia tiempo que había perdido de vista el buen nivel de la coctelería en la Ciudad de México, distraído entre botanas, música ensordecedora y diseños muy rebuscados de los bares más trendy. Sin embargo, un nuevo espacio enclavado en el número 15 de la calle Tonalá, en el corazón de la Roma, me hizo recordar que a un bar se va por un buen trago y una buena plática.

El lugar se oculta tras lo que parece una pequeña tienda de la icónica marca Maison Paricuta, reconocida por sus sombreros artesanales que cubren toda una pared y son la pantalla de un espacio intimista que rinde homenaje a su legado a través de un diseño meticuloso ideado por María Rubio de Espacio Tangible y Alexia Neme.

Luces tenues, materiales nobles, espejos que multiplican las atmósferas y una paleta cromática que oscila entre el glamour art déco de los años 20 y el desenfado chic de los 80. Hay una elegancia que no pretende imponerse, sino más bien seducir con sutileza.

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La propuesta de Bar Paricuta

En Paricuta la barra parece un altar dedicado a la mixología: cada botella, cada herramienta, cada movimiento del bartender es una pequeña coreografía bien ensayada.

La carta de bebidas es un manifiesto a favor de la creatividad. Probé un cóctel de autor que combinaba mezcal, cordial de jamaica, vermut seco y un toque de romero ahumado; una mezcla equilibrada, atrevida y sorprendente. También me ofrecieron una reinterpretación del negroni con destilados mexicanos que resultó ser un hallazgo. La selección de vinos y cervezas es concisa, pero muy bien curada.

Lo que eleva la experiencia a otro nivel es el soundtrack. A lo largo de la noche, los ritmos de frenchtropical y disco fueron la banda sonora perfecta para acompañar las conversaciones, los brindis, las miradas furtivas y los momentos de pausa en la barra. La música no solo se escucha, se siente, pero en ningún momento entorpece la plática ni nos obliga a gritar.

Paricuta no es un lugar de paso: es un destino. Uno de esos sitios que uno quiere compartir, pero también mantener en secreto. Abre de miércoles a domingo a partir de las 6:00 PM, y créanme, cada visita se convierte en una historia distinta.

En una ciudad donde los bares emergen cada semana, Bar Paricuta logra destacar con una fórmula tan sencilla como poderosa: diseño impecable, coctelería excepcional y una atmósfera que invita a quedarse. No se lo pierdan. Nos vemos en la barra.