La nueva destilería de The Macallan conjuga arquitectura impactante, profundo respeto por la belleza natural y una fusión envidiable de ambición por conquistar y respeto por su herencia.
El progreso significa siempre enterrar el pasado en alguna medida; para dar paso a la modernidad, necesariamente, algo antiguo muere un poco: las hojas viejas del árbol se secan y se desprenden para abrir paso a nuevos brotes que ayudarán a renovar el brillo del follaje; los mares y lagos ceden parte de su cuerpo mismo para dar origen a ríos que, paradójicamente, prolongan la vida de aquellos por territorios accesibles sólo a caudales más angostos. Así, por ejemplo, el Mar del Norte da origen al río Spey, cuyo cauce recorre el noreste de Escocia.
El Spey corre a lo largo de 172 kilómetros de las míticas Highlands y baña costas apretadas por bosques de tejos, pinos y abetos, con rocas que forman pequeños canales en la orilla. Echando la mirada hacia dentro, entre las copas de los árboles y por encima de la alfombra de césped que parece extenderse hasta el infinito, se percibe un paisaje compuesto por colinas verdes y pronunciadas, cubiertas por esos cielos nublados tan característicos de la campiña escocesa, la misma donde transcurre una de las escenas más icónicas de Trainspotting, cuando Renton, Sick Boy, Spud y Tommy descienden del tren en Corrour railway station.
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Entre las industrias que se benefician del paso del río están la de la pesca de salmón – uno de los mejores del mundo- y la de la construcción naviera. Existe además otra que es emblemática para Escocia y está íntimamente ligada al Spey: la del whisky, una bebida que se produce en las destilerías de aquella región más que en ninguna otra parte del mundo. Es en el corazón de esta zona donde nace The Macallan.
Precisamente la compañía de Easter Elchies entendió a la perfección que el futuro está sustentado en la historia. Más aún: decidió mantener ambos ligados física y espiritualmente, con un movimiento estratégico que abre un nuevo capítulo en su historia. Un capítulo que, si bien se desprende un poco de sus raíces, no deja de honrarlas mientras da un paso firme rumbo a la vanguardia. Un capítulo que ha llevado a The Macallan a construir su nuevo hogar apenas a unos metros del mismo sitio donde está el original.
Camino a la cima
Corrían los inicios del siglo XIX cuando la determinación de Alexander Reid lo convenció de emprender una destilería de whisky, animado además por las condiciones naturales del terreno donde se encontraba: Easter Elchies, una región donde otros granjeros llevaban ya mucho tiempo destilando el espirituoso. Además de un suelo propicio, con las materias primas necesarias, la cercanía del río Spey le garantizaba a Reid el suministro de agua necesaria para su proyecto. Así fue que, en 1824, The Macallan se convirtió en una de las primeras destilerías con licencia legal de Escocia. Con el paso de los años, la compañía fue cambiando de dueños, pero no dejó de crecer y The Macallan pasó de ser un orgullo local hasta llegar a lo que hoy conocemos: el single malt más reputados del mundo. La merecida fama que ganó a través del tiempo se mantiene hoy intacta en manos de Edrington, la compañía internacional de bebidas espirituosas premium que guía los destinos de la marca.
Como parte de las medidas implementadas por Edrington para fortalecer y seguir impulsando la posición internacional de The Macallan, a finales de mayo de este año se registró la inauguración de un proyecto tan ambicioso como en su día fue el que emprendió Alexander Reid y tan espectacular como las postales que la campiña escocesa regala: 140 millones de libras se destinaron para materializar una nueva destilería con un renovado centro para visitantes que además de preparar a la empresa para los nuevos tiempos en términos de negocios y de sustentabilidad, está también a la vanguardia en cuanto a la estética y rompe -o despedaza, para ser más precisos- los paradigmas estéticos en torno a unas instalaciones de esta naturaleza.
A simple vista, cualquiera quedaría asombrado por el mero impacto que provoca su arquitectura, de un corte inesperado para instalaciones de este tipo. Pero una mirada más profunda y un análisis más detallado revelarán secretos que multiplicarán la sorpresa. Vale la pena revisar las diferentes aristas que entraña la nueva casa donde ahora nace este preciado single malt. El mejor que hay, de acuerdo con alguien íntimamente relacionado con la nueva destilería.
Una fusión perfecta
Mientras habla, conecta las puntas de los dedos de ambas manos, como tratando de dar volúmen a sus palabras. Su énfasis es notable con una frase en particular: “Es el mejor whisky en el mundo”. Mientras Graham Stirk se refiere al sitio de The Macallan en el concierto internacional, levanta ligeramente la barbilla y sus ojos se abren de manera sugerente. Es claro que está convencido de su afirmación. Por ello, es innegable que estaba comprometido por completo con su tarea. Stirk es el socio principal de Rogers Stirk Harbour + Partners, el despacho comisionado para diseñar las instalaciones de la nueva destilería y el centro para visitantes, que se anunció en 2012 y cuya construcción comenzó en diciembre de 2014.
Entre sus credenciales, el despacho puede presumir de ser responsable por la Terminal 5 del Aeropuerto Heathrow de Londres, la Techno Plaza de Gifu, Japón, y la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas en Madrid. Justo en esta última hay un elemento que se puede apreciar también en la construcción diseñada para The Macallan: el dominio de las líneas curvas, que proporcionan un aspecto dinámico al edificio. En el caso de la destilería el desafío era todavía mayor, puesto que trabajaron en un entorno natural y la intención fue que este no sufriera perturbaciones, sino, por el contrario, fusionar el edificio con el ambiente de la manera más orgánica posible, puesto que está en una zona considerada Area of Great Landscape Value -categoría que distingue a las regiones destacadas por su belleza y que, por ende, son protegidas por las autoridades británicas-. Por ello, el edificio se construyó en la parte cuesta abajo del terreno, para que el impacto visual de su presencia fuera el mínimo. El resultado produce fascinación e intriga al mismo tiempo.
Una serie de ondulaciones sobresalen del terreno, emulan con claridad las colinas escocesas y producen una curiosa sensación de movimiento. El triunfo principal del diseño aquí fue que el panorama mantiene su belleza natural y, en gran medida, es mérito del bien logrado techo, que requirió 380,000 piezas individuales y más de 14,000 metros cuadrados de césped. Estas cifras bastarían para levantar algunas cejas, que luego se acompañan de exclamaciones de asombro puro al contemplar la obra final: la primera destilería subterránea de su tipo en el Reino Unido, y primera en los alrededores del Speyside en haber sido diseñada por un despacho de arquitectos reconocido a nivel global. Graham reconoce la belleza natural de Easter Elchies y la riqueza histórica de la marca: “Ha sido un honor jugar un rol en dar forma al siguiente capítulo de The Macallan”. Él mismo revela que una idea dirigió sus intenciones al diseñar el proyecto: “Necesitaba representar la calidad de un producto inmensamente valioso”.
Para Ken Grier, Director Creativo de la compañía, la misión fue un éxito rotundo: “Las instalaciones realmente resumen lo que representa la marca: desde su bella estética hasta su aguda atención al detalle”. Grier se refiere no sólo al aspecto de la destilería, sino a lo que dentro de ella nace: el whisky que ha dado fama mundial a la firma. “Tuvimos un cuidado excepcional en que lo que se produce aquí sea idéntico a lo que se producía en la destilería anterior”. Es decir, evolucionan, pero mantienen su espíritu perfeccionista intacto. Que el sabor del líquido no se altere ni un poco se puede agradecer a que los alambiques siguen siendo fabricados por Forsyths -cuyos maestros trabajadores del cobre han sido responsables de esa tarea desde los años 50-, una forma de demostrar el compromiso de la marca con su historia y la excelencia que ha alcanzado.
Esto, sin embargo, no impide que se preparen para afrontar los retos venideros, como explica Ian Curle, CEO de Edrington: “Miramos hacia el frente y vamos hacia allá con ambición”. Una prueba de ello es que la nueva destilería tiene la capacidad para aumentar la producción de The Macallan en un tercio, medida adoptada gracias a la demanda creciente por su whisky a nivel mundial. También pensando en el futuro, el aspecto ecológico fue considerado. Graham MacWilliam, Director de Destilación de Edrington, presume que la nueva destilería opera ya con 90 por ciento de energía renovable. Una prueba de que progreso y sustentabilidad no tienen porqué estar peleados. Tampoco, por supuesto, con el debido homenaje a la historia.
Honrar la historia
La etiqueta de cada botella de Macallan exhibe en la parte superior un elemento gráfico distintivo, uno que podría hacer que la reconocieras aunque el nombre de la marca no estuviera impreso en la etiqueta: una hermosa construcción icónica de las Tierras Altas. Se trata de Easter Elchies House, una casa solariega construida en 1700 con arenisca de canteras de la región, levantada en el corazón de la finca Macallan y que es el hogar espiritual de la marca. No es casualidad que a un lado de este simbólico sitio estén las nuevas instalaciones.
La casa puede ser vista desde la entrada al nuevo centro para visitantes -abierto a comienzos de junio-, cuyo interior seducirá a los amantes del whisky. Además de conocer los procesos de su elaboración, quienes lleguen a vivir la experiencia encontrarán una boutique, un restaurante que ofrecerá productos escoceces e inspirado en El Celler de Can Roca, y acceso al archivo de The Macallan. The Whisky Vault es uno de los puntos más atractivos: se trata de un área con reservados VIP, un bar para oler y degustar, y otro también con mixología. No hay duda de que visitar este lugar representará una experiencia total con la historia y el espíritu de la marca.
La fascinación que la nueva destilería de The Macallan produce, no se basa solo en sus enormes innovaciones en términos de arquitectura y experiencia, sino porque es una exhibición contundente de cómo los creadores del mejor single malt del mundo consiguieron enfrentar el futuro mientras abrazan su pasado.
Nota Escrita Por Eduardo Venegas, Coordinador Editorial Del Equipo Print.